En nuestros primeros relatos y novelas solemos emplear de manera intuitiva uno de estos dos narradores:
- El narrador omnisciente, que se expresa en tercera persona (él cantó, el canta) y que conoce todos los entresijos de la obra.
- El narrador protagonista, que se expresa en primera persona (yo canté, yo canto), a quien le sucede todos los hechos de la historia.
Esto es así porque ambos narradores son los más parecidos a nuestro “yo autor”. Sin embargo, como sabes, el autor es el creador de la obra, mientras que el narrador es quien cuenta la historia. En otras palabras, el narrador es una de las herramientas que tiene el autor para transmitir al lector su mensaje.
Por esta razón, es conveniente realizar algunas pruebas de escritura en al menos un par de voces de narrador diferentes antes de iniciar a escribir, ya que quizás el narrador más idóneo para contar la historia que queremos no sea ninguno de estos.
Si tras valorarlo consideras que un narrador en primera persona es el más indicado para transmitir tu historia al lector, te animo a reflexionar sobre la clave que hará que ese narrador pueda hacer brillar más tu novela o relato. Y esa clave es no olvidar que el narrador en primera persona es un personaje.
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La clave para crear un buen narrador en primera persona es no olvidar que es un personaje
De esta clave podemos deducir varias ideas. Aquí tienes tres de ellas:
1. Un narrador en primera persona no tiene porqué ser el protagonista de la historia
En efecto, este narrador en primera persona no tiene porqué ser un protagonista, sino que puede ser cualquier otro personaje de la historia. Por ejemplo, el Lazarillo de Tormes está relatado por un narrador protagonista. Sin embargo, cualquier novela de Sherlock Holmes tiene a Watson como narrador y, como sabes, este es un personaje secundario.
Así, si empleas el narrador en primera persona, recuerda que puede ser tanto el protagonista como cualquier otro personaje.
2. Como personaje que es, este narrador debe ser caracterizado
Otra de las consecuencias de que este narrador en primera persona sea un personaje es que, como tal, tiene una serie de rasgos (físicos y de carácter) y una historia propia. Así, cuando escribas con este narrador es necesario mostrar al lector cómo es él y hacer que se exprese con las peculiaridades que le confieren sus rasgos.
Cada personaje tiene una identidad propia y esta debe poder vislumbrarse en esta voz del narrador. Esto podemos conseguirlo de dos maneras:
a. Con un habla que exprese su identidad
Así, un profesor universitario no se expresará de la misma manera que una persona sin formación, al igual que un rebelde no hablará del mismo modo que alguien muy encorsetado.
b. Con su actitud ante los hechos que vive
Este narrador tiene un pasado y un carácter propio. Así, cuando vaya viviendo la peripecia del relato o la novela, tendrá determinada actitud ante esos hechos. Es posible que muestre sus pensamientos o realice juicios de valor ante determinadas situaciones. Y, por supuesto, su conducta también se verá marcada por su carácter.
Cuando este narrador personaje esté contando los hechos que vive al lector, no olvides que su discurso estará impregnado de su propia personalidad. Sé que esto es una obviedad, pero te sorprendería comprobar cómo nos despistamos en nuestros primeros textos y hacemos que este narrador emita juicios y pensamientos propios del autor, pero no de sus características como personaje. Y es que, como decía, a veces trasgredimos la línea que delimita autor y narrador, haciendo que nuestro “yo autor” contamine también este elemento narrativo.
3. En su faceta de personaje, este narrador puede no saberlo todo sobre la historia
Otra idea que se deduce de que el narrador en primera persona sea un personaje, es que puede no conocer la historia al completa. Este narrador sabrá los hechos que él mismo viva y otros que le cuenten el resto de personajes.
En este caso, el narrador en primera persona sería un narrador deficiente. En otras palabras, no tiene ni el don de la omnipresencia ni el de la omnisciencia. Esto tiene tanto una ventaja como un inconveniente.
* Ventaja: Puede ayudarte a crear la tensión en el relato o novela
Como este narrador no lo sabe todo, puede ser más sencillo el ocultar determinados datos al lector. El hecho de que el lector no tenga determinada información sobre la historia va a contribuir a que se formule preguntas y establezca hipótesis que pueda solucionarlas. Así, durante esta espera en ver cuál es la respuesta a esas preguntas, el lector va a ir ganando interés por la obra y va a incrementarse su tensión. Por último, cuando se descubra esta información al lector, este puede vivirlo como una revelación sorprendente.
* Inconveniente: Puede dificultar informar al lector de lo que desconoce el narrador
Pero esa ventaja también tiene su lado oscuro. En ocasiones necesitaremos informar al lector de algo que el propio narrador personaje desconoce. Entonces, ¿qué podemos hacer? Aquí te ofrezco dos ideas:
- Utilizar varios narradores en una misma obra literaria. Si utilizas este descurso ten en cuenta que debes estructurar bien la obra y que todas sus partes deben estar bien articuladas.
- Jalonar el discurso del narrador con otros textos (literarios o no). Por ejemplo, si en la historia ha sucedido un accidente que el narrador desconoce, es posible incluir un artículo de prensa que se haga eco de ese accidente; o bien es posible introducir algunas páginas de un diario personal de otro personaje, etc.
Espero que estas ideas te ayuden a crear un buen narrador en primera persona. Pero estoy segura de que tú también tienes tus propias claves para trabajar este narrador. ¿Cuáles son? ¿Con qué dificultades te encuentras cuando escribes con un narrador en primera persona. Cuéntame, cuéntame…
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RUTH M. RODRÍGUEZ, Verbalina Escuela de Escritura Creativa
