https://www.youtube.com/watch?v=ySja9qRPBBA
Hoy quiero presentarte a María. Además, tengo dos citas para ti. La primera es un pelín sádica, la segunda algo infernal y ambas hablan sobre los adverbios terminados en mente. Dejemos a María para más adelante y comencemos por la primera cita:
“La práctica terminó por convencerme de que los adverbios de modo terminados en mente son un vicio empobrecedor. Así que empecé a castigarlos donde me salían al paso, y cada vez me convencía más de que aquella obsesión me obligaba a encontrar formas más ricas y expresivas.”
Estas palabras son de G. García Márquez en Vivir para contarla. Aunque aún no me ha nacido la faceta “sadiquilla” de castigar a los adverbios acabados en -mente, tengo que confersarte que estoy de acuerdo con que empobrecen el estilo. Este tipo de adverbios tienen varios inconvenientes:
-
A menudo no aportan información nueva que no esté incluida en el contexto o en el significado de otras palabras.
-
Suelen tener como resultado palabras demasiado largas que entorpecen o ralentizan la lectura.
-
Se acaba irritando al oído con la repetición de -mente.
Si estás de acuerdo en que este tipo de palabras no enriquecen tu prosa, te propongo una serie de trucos para evitar el uso del adverbio acabado en -mente.
4 claves para evitar el uso del adverbio terminado en -mente
- Suprímelo y comprueba que no se desploma el cielo sobre la tierra.
- Busca una expresión o una metáfora que refuerce el significado.
- Sustituye el verbo por otro más preciso.
- Emplea las preposiciones.
1. Suprímelo y comprueba que no se desploma el cielo sobre la tierra
En ocasiones los adverbios acabados en -mente no aportan información relevante. Para comprobar si esto es así, no hay mejor prueba que suprimirlos y observar qué ocurre. Vamos con un ejemplo y te presento a María:
Cuando María se enteró de la noticia, corrió rápidamente a su lado
Tú, que eres bien perspicaz y no se te escapa nada, ya te habrás hecho esta pregunta: ¿Qué diferencia de matiz existe entre “cuando María se enteró de la noticia, corrió rápidamente a su lado” y “cuando María se enteró de la noticia, corrió a su lado”?
Dentro del significado de la palabra “correr” está el matiz de la velocidad (según el Diccionario de la Real Academia, “correr” es “andar rápidamente”). Por tanto, estarás de acuerdo conmigo en que este adverbio no aporta información significativa al lector.
Es cierto que podemos defender el uso de esta palabra argumentando que se pretende enfatizar que la carrera de María es muy rápida. En este caso, ¿no te parecería más rico que utilizaras el contexto para subrayar esa idea? Por ejemplo, puedes mostrar la situación (te recuerdo que la diferencia entre las técnicas narrativas de mostrar y contar la tienes aquí) y hacer que María inicie su carrera sin terminar de vestirse, baje los escalones de un salto o tropiece con algún viandante.
Imagina ahora este otro caso:
Cuando María se enteró de la noticia, corrió lentamente a su lado
En esta frase, “lentamente” sí que aporta información nueva al lector. Dentro del significado de la palabra “correr” no está el concepto de lentitud y es relevante que indiques al lector cómo vive tu personaje esta situación dentro de la historia. Puede que María tenga un pie lesionado, de ahí que se desplace más despacio de lo que se espera al echar a correr. O bien puede que esa noticia no le haya importando tanto o que incluso se alegre de que eso haya ocurrido, pero que tenga que fingir preocupación ante los demás personajes de tu historia.
En estos ejemplos, ese adverbio sí que ofrece una información de interés para el lector. Sin embargo, si estás de acuerdo en las razones anteriores, querrás evitarlo. ¿Qué podemos hacer? Ahora lo vemos.
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2. Busca una expresión o una metáfora que refuerce el significado
Continuamos con el ejemplo de María y su lenta carrera. Recuerda que García Márquez nos anima a buscar “formas más ricas y expresivas” de decir lo mismo. ¿Qué te parecería sustituir “corrió lentamente” por “corrió a cámara lenta” o “corrió como una tortuga”. Busca una expresión o una metáfora que pueda sustituir el adverbio.
Si optas por esta opción, procura que esa expresión no esté muy manida. Sé que eres muy sagaz, y ahora estarás pensando que los ejemplos que te he dado antes no son nada originales. Es cierto, pero… ¿y si lo cambiamos por “corrió con el mismo ritmo que un desfile de tractores”? Tampoco es el cúlmen de la originalidad, pero está menos oído.
3. Sustituye el verbo por otro más preciso
En el caso anterior hemos cambiado el adverbio por una expresión o metáfora. Ahora te propongo que elimines el adverbio y que el cambio lo hagas en el verbo al que acompaña. Retomamos a María como ejemplo, pero en esta ocasión volvemos a la primera frase:
Cuando María se enteró de la noticia, corrió rápidamente a su lado
Como decía, primero eliminamos “rápidamente” y después buscamos un verbo más preciso de acuerdo a la información que queremos transmitir al lector. Pero, ¡atención!, hay que tener en cuenta la escena que estamos narrando. En otras palabras, no debes perder de vista el contexto de por qué María corre rápidamente a su lado tras conocer la noticia. Dependiendo de que la motivación de María sea una u otra, así será el verbo escogido para sustituir a “correr”.
En este ejemplo, podrían ser opciones válidas frases como las que te escribo a continuación:
Cuando María se enteró de la noticia, se apresuró a su lado
Cuando María se enteró de la noticia, se precipitó a su lado
Cuando María se enteró de la noticia, se abalanzó a su lado
Como ya habrás observado, estas frases no son sinónimas. Hay diferencias de matiz entre ellas. La opción que escogería el autor del relato de María sería la más adecuada al contexto de su historia.
Por otro lado, este cambio de un verbo por otro no es siempre posible. En el otro ejemplo de María (el de “corrió lentamente”) no es posible realizar esta modificación.
4. Emplea las preposiciones
¿Te has dado cuenta de que puedes sustituir la mayoría de los adverbios acabados en -mente por expresiones encabezadas por una preposición? Y es más, en este caso la preposición “con” se lleva el premio a la más usada. Aunque ya tenemos a María agotada de correr de aquí para allá a todas las velocidades posibles, sólo la voy a nombrar una vez más para decir que puede “correr con rapidez” o “correr con lentitud”. Pero además hay muchos más ejemplos. Te escribo algunos de ellos:
Actualmente / en la actualidad
Afectuosamente / con afecto
Cariñosamente / con cariño
Comúnmente / por lo común
Detalladamente / con detalle
Diariamente / a diario
Finalmente / para finalizar
Generosamente / con generosidad
Temerosamente / con temor
Solemnemente / con solemnidad
Vilmente / con vileza
Y para terminar…
Al inicio de este artículo decía que tengo dos citas para ti. La cita “infernal” corresponde a S. King en su libro Mientras escribo:
“Creo que el camino al infierno está pavimentado con adverbios.”
Espero que este artículo te haya sido de utilidad. De todas formas, hay otras maneras de evitar el empleo de los adverbios acabados en -mente. Es probable que tú tengas tus propios trucos. ¿Por qué no los compartes conmigo en la sección de “comentarios”? Cuéntame, cuéntame…
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RUTH M. RODRÍGUEZ, Verbalina Escuela de Escritura Creativa
Extraordinario y su articulo de hoy, como todos los que publicas. Se van convirtiendo en piezas con las que construimos la torre de nuestras prosas.
Feliz dia, feliz navidad!
Muchas gracias, José Gregorio. Me alegra que te sea de utilidad 🙂
Genial y completo. Lo has dejado muy claro con los ejemplos. Muchas gracias.
Gracias, Charo. Eso pretendía con la pobre María “corre que te corre” por todo el artículo. Me alegra haberlo conseguido. ¡Seguimos leyéndonos!
Muy buen artículo. Al sustituir los adverbios se enriquece la prosa y gana en belleza.
Gracias, Montse. Espero que el artículo te haya sido de ayuda por si se te “cuela” algún adverbio poco simpático 🙂
Si que es verdad que se cuelan, como una especie de parásito literario y que no aportan información relevante la mayoría de veces.
Estos adverbios son completamente molestos, siempre se cuela alguno involuntariamente. Mayoritariamente se introducen sin querer.
Pero no hay de qué preocuparse, ya está totalmente resuelto…
¡Comparto en mi Facebook!
Jajajajajaja… qué razón tienes, Iván, ciertamente 😉
Interesante y certero gracias.
No veo, como la frase “desvió ligeramente el vaso” tenga una mejor sustitución. ¿Será la excepción a la regla?
Hola Ecklarec. Gracias por tu aportación. Sé que es aventurado por mi parte proponerte una modificación del adverbio “ligeramente” en la expresión que indicas, ya que no está la frase completa. No obstante, lo voy a intentar. ¿Qué te parece un lenguaje más cotidiano como “desvió un poco el vaso” o “desvió algo el vaso”? También puedes optar por “apenas desvió el vaso”, o bien por utilizar un lenguaje más cuidado con la expresión “desvió el vaso con sutileza” (aunque habría que confirmar que se mantiene el significado exacto comparándola con la frase original completa).
¡Saludos!
Grande Verbalina! jajjajaja
Hola, tengo un párrafo con dos “mente”: “amanecía lentamente” y “el agua lamía mansamente la orilla”. ¿Cómo puedo sustituir al menos uno?
Hola Isabel: Gracias por pasarte por aquí. Como decía en otro comentario anterior, es muy difícil hacer una sustitución de un adverbio sin tener el contexto completo. Puedo ofrecerte algunas opciones (que probablemente ya se te hayan ocurrido a ti), pero no sé si encajarán en tu proyecto. Por ejemplo, en “amanecía lentamente” puedes escribir “amanecía de forma pausada” o “amanecía con lentitud”. Para el caso “el agua lamía mansamente la orilla” puedes decir “el agua lamía la orilla con mansedumbre”. Un saludo.
Interesante explicación, gracias.
Pero tengo una duda: ¿son tan malos los adverbios terminados en -mente? Hasta donde leo, el texto se refiere al “abuso” de los mismos, no quiere decir que jamás se deban escribir, ¿o sí?
Gracias por leerme, Ricardo. En efecto, me refiero al abuso de este tipo de adverbios.
Aparte de ser un buen ejemplo sobre el adverbio terminado en mente. me gustó el nombre María es una amiga a quien la recuerdo mucho.
¡Vaya, qué casualidad! Me alegra que, además de interesarte el artículo, te haya traido los recuerdos de una amiga. Saludos.
Me parece muy interesante, al fin veo porque mis texto no impactan como los de otras personas.
Gracias por tu sabiduría
Hola Ruth
¿Sabes? yo creo que, en general, de lo que se abusa es de querer meter con calzador, palabras, frases y expresiones, ” literarias”, .
Leo a veces novelas cuyos autores se empeñan y redundan en el uso de cierto tipo de lenguaje, como si creyeran o dieran por hecho que están obligados a ello.
Dicho de otra manera, son poco naturales.
La fina línea existente entre la naturalidad y lo vulgar, puede marcar la diferencia entre lo aceptable y lo excelente.
¿Qué opinas?
Gracias, un saludo.
T
Hola, me ha gustado mucho tu artículo, y me ha sido muy útil para corregir el abuso de estos adverbios en mis escritos.
Sin embargo, aún tengo problemas a la hora de sustituir algunos de ellos, como son:
– Agradablemente (en las frases “un amplio salón, agradablemente cálido, en contraste con la fría entrada” y “habla la mujer, con un tono agradablemente tranquilo”)
– Levemente (“se tambalea levemente de un lado a otro sin parar”)
– Claramente (“dice ella, claramente irritada”)
– Sorprendentemente (“la madera que, sorprendentemente, los sostiene a ambos”)
¿Se te ocurre algo para sustituirlos?
Saludos. Te escribo desde Panamá. Te agradezco por tan valiosos datos. Si el Señor lo permite, te comunicaré cómo salió mi proyecto. ¡Dios te bendiga!
Los más difícil para mí es quitarme los “precisamente”, “especialmente” y “totalmente”. El triunvirato de los adverbios que se me caen al escribir sin casi poder evitarlo. Buenos consejos 🙂
Muy buenos consejos. Yo creo que el único que pudo abusar de los adverbios terminando en mente fue Antoine de Saint-Exupéry con su maravillosa obra de El principito.
Gracias por tus enseñanzas.
Gracias a ti por tomarte el tiempo de leer y comentar este blog. Me alegra haberte ayudado.
No es fácil sustituir adverbios, allí está el reto. Útil. Gracias.
Excelentes y divertidos trucos !!
Excelente!!! Reforcé mis conocimientos !
Muchas gracias
Hay una cosa que no termino de entender. Se aconseja no utilizar los adverbios terminados en -mente abogando a la “economía del lenguaje” y entonces se recomida sustituirlos por una preposición+ un sustantivo, que al final son dos palabras en vez de una. Entonces me surge la duda porque “una palabra” es menor que “dos palabras”.
Si me lo puedes aclarar, te lo agradezco.
Saludos
Carolina
No es que sea menor dos palabras que una es que el adverbio resta información al lector. y además los adverbios son dos palabras unidas
Bravo y gracias!