Desde hace días, no se me va de la cabeza una conversación que tuve con un autor. Voy a contarte un poquito el contexto para ayudar a situarte:
Además de impartir cursos para escritores a través de Verbalina Escuela de Escritura Creativa, también realizo correcciones profesionales de textos y asesoramiento literario. Los textos que me envían para su corrección son tanto novelas y relatos como de otros géneros no literarios (ensayo, tesis doctorales, artículos, etc.)
Siempre me gusta hablar con los autores que ponen sus textos en mis manos antes de iniciar el trabajo. El motivo es que a veces, sobre todo cuando se trata de obras literarias, el autor desea que dentro de su “corrección” se incluya una valoración de elementos narrativos (personajes, tramas, etc.), cuestiones estilísticas, o que se les explique de manera pormenorizada la razón de cada cambio (como si fuera una “clase práctica”).
Este tipo de tareas son propias de un asesoramiento literario, pero no forman parte de una corrección de texto. Aunque normalmente está clara la diferencia entre estos dos servicios, prefiero hablarlo para evitar que se me encargue una corrección de texto cuando lo que en realidad se desea es un asesoramiento y el autor se sienta defraudado.
Pues bien, como decía, una persona se puso en contacto conmigo porque tiene una obra terminada y deseaba que le hiciera una corrección. Como es habitual, hablé para precisar si, en efecto, estaba buscando una corrección de texto o en realidad deseaba un asesoramiento literario. Durante la conversación volví a comprobar que la diferencia entre estas dos tareas no estaba clara, ya que me insistía en que quería una corrección de texto cuando adjudicaba tareas de asesoramiento. Pero, además, me percaté de otra cuestión importante: esta persona consideraba que “corregir” un texto es sinónimo de “reescribir” la obra para mejorarla.
Para evitar este tipo de confusión, me ha parecido necesario escribir este post. Por otro lado, es posible que te estés planteando encargar la corrección de tu obra o que estés pensando en formarte y dedicarte profesionalmente a este ámbito. Tanto en un caso como en otro, te resultará útil la siguiente información.
A continuación te transcribo un fragmento del Decálogo para encargar la corrección de un texto escrito por Pilar Comín, publicado por la Unión de Correctores. El texto completo lo puedes encontar en la web uniondecorrectores.org
En qué consiste la tarea del corrector
La normativa ortográfica es el primer filtro que debe pasar un buen texto, pero no es el único. El corrector no solo aplica las normas establecidas por una academia, un manual de estilo o un experto, sino que también conoce los usos y las costumbres que le dan a una lengua su carácter genuino; además, aplica los mecanismos para enlazar o separar ideas; asimismo, domina la puntuación y es capaz de dotar al texto de riqueza léxica.
Un libro de estilo está formado por directrices sobre la escritura establecidas para un conjunto de publicaciones o para una empresa (por ejemplo, una editorial o un periódico). Determina criterios en asuntos como el uso de mayúsculas y minúsculas, cursivas y comillas, acentuación optativa, notas al pie y referencias bibliográficas, entre otros, de manera que facilita la toma de decisiones de redactores, editores y correctores, y les da coherencia a todas las publicaciones a las que se aplica.
Cuando no se cuenta con un libro de estilo ni con la figura del editor, el corrector debe tomar las decisiones que encontraría en ellos. Es un trabajo adicional, tanto por el tiempo que tiene que dedicar a analizar el texto, consultar libros y reflexionar como por la responsabilidad que asume.
Qué hace el corrector
El corrector atiende a la lengua y procura que su uso se adapte a la finalidad del escrito. Por tanto, lo que debe hacer es mejorar el texto.
Un buen texto repleto de la conjunción pero no es incorrecto, aunque pierde calidad y capacidad expresiva. El corrector lo detectará y diversificará entre sin embargo, no obstante, si bien, sino, aunque… en función del grado de restricción que se quiera en cada frase, así como de las posibles cacofonías y repeticiones.
Si bien las tareas que asuma un corrector dependerán de los requerimientos del cliente y del tipo de texto, las habituales son las siguientes:
- Detectar y solventar errores ortográficos.
- Remediar errores de léxico.
- Aumentar la riqueza y la diversidad léxica de un texto.
- Subsanar errores de sintaxis (preposiciones o conjunciones inadecuadas, mal uso de tiempos verbales…)
- Modificar la sintaxis y la puntuación para que el texto resulte más elegante o más duro o menos entrecortado…
- Adaptar la puntuación para facilitar la comprensión por parte del lector.
- Aplicar recursos ortográficos y tipográficos no sujetos a normas estrictas (mayúsculas, cursiva, negrita…) y usarlos en función de las peculiaridades del texto.
- Unificar en todo el texto los criterios de cualquier tipo que se hayan adoptado.
El corrector se ocupa de la lengua. Subsana errores y hace que el texto cumpla con más eficacia la intención expresiva del autor. Ahora bien, aunque trabaja para su cliente, nunca olvida que el destinatario de su intervención es el lector.
Qué no hace el corrector
El corrector no es un redactor; ni es el editor de mesa ni el maquetista; tampoco un asesor de comunicación. Puede que algunos correctores también ofrezcan esos servicios y los ejecuten de manera óptima, pero son trabajos distintos del de corrección.
Los buenos escritores exigen que se corrijan sus textos. Saben que una buena corrección mejorará lo que han escrito. El corrector no inventa el contenido del texto; tampoco crea ni modifica el estilo del autor. Lo que hace es poner todos sus conocimientos al servicio de ese estilo.
El cometido del corrector no abarca ninguna de las tareas siguientes:
- Redactar un texto.
- Reescribir lo que alguien ha escrito.
- Ordenar las ideas de un texto.
- Revisar la fidelidad o la calidad de una traducción.
- Asesorar sobre estrategias de comunicación.
- Comprobar datos o la veracidad del texto.
- Cambiar el estilo propio del autor.
- Analizar la trama de una novela y la coherencia de los personajes.
- Argumentar una por una sus intervenciones.
- Explicar los fundamentos teóricos de los cambios que hace.
- Revisar una y otra vez el texto cada vez que el autor quiere cambiar algo.
Corregir no es impartir clases de lengua. El corrector mejora un texto, pero no forma parte de su trabajo explicar el fundamento de cada cambio ni justificar sus decisiones, igual que un médico no detalla la fisiología humana ni un mecánico se explaya en el funcionamiento del motor de cuatro tiempos.
Espero que esta información te haya resultado útil. ¿Tenías claro en qué consiste la labor del corrector de texto? ¿Has pensado alguna vez en enviar tu obra para que la revise un profesional? Cuéntame, cuéntame…
Has dejado claro qué es y qué funciones tiene el corrector. Y consecuentemente cuál va a ser el resultado que obtendrá el que te haya ordenado el trabajo; y no otro. Que no espere otro, porque ni te lo ha ordenado ni tú pretendes hacerlo.
Ni tienes que exponer las razones de tus conclusiones. Se lo has corregido y ya está. No hay más. Y gracias.
Más claro: el agua.
Un saludo.
Fran.
¡Muchas gracias, Ruth!
Tu resumen es muy claro y puede ser muy útil para clientes de ese tipo que nos encontremos otros correctores.
Un saludo,
Belén
Gracias, Belén. Un saludo
Excelente artículo. Existe alguna diferencia entre el corrector de estilo y el corrector de textos?
Yo busco un corrector de estilo, dónde lo puedo encontrar.
Hola, necesito un informe de lectura antes de terminar la novela de espionaje que sueño escribir.
Reciente, he visto muchos videos de Verbalina, los cuáles me parecen profesionales.
¿Qué hago? ¿Reescribo todo según las recomendaciones? o…
Excelente aporte, Verbalina. Soy Licenciafa en Letras, en condición de jubilada y deseo dedicarme a la corrección de textos. Antes de jubilarme, integré un Comitè editorial académico y me gustó mucho la experiencia.
Valoro tus palabras y me declaro tu seguidora.
Gracias.
Muy útil para poder definir roles con respaldo técnico.