Es probable que una de tus preocupaciones al escribir una novela o relato sea dotar a tus personajes de profundidad y verosimilitud. Se ha escrito mucho sobre cómo construir un personaje sólido lejos de clichés y estereotipos (en este blog: qué es el arco del personaje, y cómo construirlo, cómo crear un antihéroe, cómo describir personajes y escoger sus nombres). Sin embargo, esta es una de las dificultades que se dan con frecuencia entre los participantes de mis cursos literarios. Además, es curioso observar cómo esta dificultad es aún mayor cuando el personaje es femenino.
Es cierto que todas las personas contamos con un acervo cultural y unas ideas preconcebidas, pero también lo es que en ocasiones somos conscientes de ello y otras veces no. Y esto se manifiesta a la hora de crear estos personajes en dos vertientes:
- En la construcción de los rasgos del personaje femenino.
- En la función que el personaje femenino tiene dentro de la narración.
A diferencia de este otros posts del blog donde ofrezco claves o herramientas narrativas que puedes emplear en tus textos, con este artículo sólo propongo una reflexión sobre el empleo de los estereotipos asociados a la mujer en las obras literarias.
Aún así, el texto me ha resultado bastante largo. Por ello lo he dividido en dos partes. A continuación abordo la primera vertiente de las dos que expresaba antes utilizando el estereotipo de la madre como ejemplo. En el próximo artículo hablaré una de “tópica” función que tiene el personaje femenino dentro de las narraciones (y descubrirás, si aún no lo sabes, qué son las mujeres en la nevera y las damiselas en apuros).
Sobre el empleo de estereotipos en la creación de personajes femeninos
Parece que me he ido de un tema a otro, así que voy a explicarme mejor con un ejemplo. Todos tenemos ideas culturales asociadas a la mujer. Así, al escuchar la palabra madre en nuestra mente se construye una idea de mujer concreta (protectora, buena, abnegada, generosa, luchadora por sus hijos…)
Imaginemos que estás escribiendo una novela y uno de tus personajes femeninos es madre. Como autor, puede que de manera consciente decidas recurrir a este icono al que antes hacía referencia. En este caso, es probable que busques que la madre de tu obra sea diferente y personal (en la realidad hay tantas madres distintas como mujeres que han dado a luz). Así, tomarás esta idea de madre como un “modelo” o un “punto de partida” desde el cual desarrollar tu personaje. Dicho de otro modo, irás enriqueciendo esa idea inicial de madre con otros rasgos particulares (que también pueden ser contrarios al cliché inicial) para crear la “madre”concreta de tu novela.
Sin embargo, otras veces la idea preconcebida de madre aparece en la historia de manera irreflexiva y no de forma consciente. Es decir, el autor necesita un personaje “de madre” y recurre a este cliché sin percatarse de que está utilizando un tópico. En este caso, con toda probablidad, este autor no pensará en hacer su personaje diferente, sino que reproduce sin más las características del estereotipo, haciendo que su personaje sea previsible y poco profundo.
Otro dato interesante es que, además de construir personajes con poco interés, el autor contribuirá a transmitir determinadas ideas estereotipadas sobre las mujeres (y, por tanto, alejadas de la realidad). En el caso del cliché de madre esas ideas son positivas (diferente es para tópicos como la madrastra, la bruja o la femme fatale), pero del mismo modo son reduccionistas. Cualquier colectivo es diverso y, por tanto, esas ideas asociadas a la madre no representan la complejidad de una mujer real.
De este modo, si no reflexionamos sobre nuestros personajes femeninos y los encorsetamos dentro un cliché, perderemos la capacidad de hacerlos volar con entidad propia, y no exploraremos de qué otras maneras pueden reaccionar ante los acontecimientos de la historia.
Esto no quiere decir que los estereotipos no puedan ser útiles en la obra literaria. Por ejemplo, si tu novela o relato es irónico o crítico con la realidad, emplearlos puede ser una herramienta al servicio de esa ironía. Pero en este caso estarías usando los tópicos de manera deliverada y con un objetivo (es decir, habrías reflexionado sobre ellos), algo muy diferente a que ese cliché “surja” de manera irreflexiva en la creación tu obra.
No voy a entrar a comentar las implicaciones culturales o antropológicas de transmitir determinados estereotipos (en este caso los asociados a la mujer) en una narración. No obstante, me encantará leer tu opinión en los comentarios si te apetece que abramos el debate.
Lo que sí quiero resaltar son los efectos del empleo de estos tópicos a nivel literario. La consecuencia más clara es que se conforman personajes poco verosímiles y superficiales. Así, si consideras que tus personajes femeninos no son todo lo profundos que te gustaría te propongo lo siguiente:
- Evalúa si estás empleando algún tópico referente a las mujeres.
- Si es así, enriquécelo con cualidades que no se asocian al cliché y que puedan darte juego en tu obra.
- Y si de todas formas decides utilizar el estereotipo, hazlo con un criterio y persiguiendo un propósito determinado en tu obra.
Y tú, ¿qué opinas sobre el empleo de clichés en los personajes femeninos? ¿Te has planteado si tus personajes femeninos son tópicos y, en caso de que así sea, a qué se debe? Cuéntame, cuéntame…
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RUTH M. RODRÍGUEZ, Verbalina Escuela de Escritura Creativa
Pues yo quiero que mi segunda novela la protagonice una mujer de cincuenta años en los albores de la menopausia. El tema de lo tópico en cuanto a cómo representar a la mujer se está volviendo tópico en sí mismo. Claro que no quiero que mi personaje sea un rejunte de clichés, pero qué no es un cliché en estos tiempos.
Se formó una cadena entre mis amigas en FB respaldando a la mujer fuerte, empedrando a la mujer y la mar en coche. Y yo me pregunto la mujer débil se tiene que esconder debajo de una baldosa, avergonzarse de no salir a abanderarse. ¿Cuál sería un personaje femenino que rompe los clichés? A mí me gustan los personajes femeninos de Lucía Berlín: mujeres perdidas que no tienen la menor idea de qué hacer con su vida, o el sarcasmo pesimista de las de Lorraine Moore. No sé las mujeres maravillas no me interesan.
En mi novela que estoy diseñando, quiero hablar acerca de la mujer en su etapas de SOLTERA,VIUDA,CASADA Y DIVORCIADA. Como les afecta ese estado en su vida diaria.
Cuidado de no caer en los clichés contrarios, antagónicos, contemporáneos del día de hoy. Me gusta tratar a los personajes, hombres o mujeres, como personas en toda su complejidad…con sus ideas claras, sus contradicciones, sus éxitos , sus fracasos. Tienen un potencial increíble y te dan una riqueza incalculable.
Gracias.
Muy buenos consejos, sin duda alguna necesitamos más personajes femeninos fuertes en la literatura, aunque no es tan sencillo construirlos. Yo añadiría tampoco caer en ese nuevo estereotipo actual, de mostrar mujer superpoderosas y fuertes, que por no parecer damiselas en apuros, se la pasan compitiendo con los hombres.
Creo que se pueden promover personajes femeninos geniales sin necesidad de ir a los extremos. Me gusta leer sobre mujeres que salen adelante por sí mismas, sin dejar de mostrarnos sus defectos, sus miedos e inseguridades.
Ruth: Un abrazo de luz y letras para tí y todos los escritores de este maravilloso blog, del cual extraigo tanta información que me ha ayudado a crecer en este maravilloso universo literario.
Espero con ansia tus correos, por favor no dejes de enviarlo.
Saludos cordiales y por siempre un abrazo.