A continuación os transcribimos el artículo firmado por J. Murillo en el blog Nisaba titulado “Lenguaje sexista: un ejemplo típico”. Esperamos vuestros comentarios.
En este blog, de cuando en cuando, publicamos algún artículo sobre lenguaje inclusivo de género, incluyente o no sexista, o como se le quiera llamar.
Por lo general, levantan cierta polémica porque quienes nos leen a menudo dan por un hecho que nuestra recomendación es plagar los textos de la duplicación; en otras palabras, escribir siempre “los y las lectores y lectoras”, y ese ya conocido vicio de los esfuerzos por lograr escritos no sexistas.
Pues hoy traigo a la luz un ejemplo claro de escritura sexista, en nada relacionado con la ausencia del sujeto explícito y más bien, de hecho, con una visibilización bastante equívoca de la mujer.
El medio en línea independiente crhoy.com publica el siguiente titular: “Esta modelo metió a un hombre en graves problemas”. Lo acompaña de una foto de la despampanante modelo y comienza a narrar su historia:
Ver y desear puede ser un problema, sobre todo si usted lo escribe en Facebook.
Eso le pasó a un hombre de Manchester, Inglaterra, llamado Tom. El sujeto miró a la modelo Kelly Brooke en una publicación en línea y no pudo contener sus fantasías, al punto que escribió que con gusto “dejaría a mi esposa e hijos por una noche con ella”.
Lo que “Tom” olvidó es que los comentarios que él deja en las publicaciones en línea estaban ligados a su cuenta en Facebook y su mujer leyó todo.
Basta llegar a este punto del artículo para saber que “esta modelo” no tuvo arte ni parte en las acciones que llevaron a la esposa del susodicho a declarar, en su Facebook, que iba a cambiar las cerraduras de su casa y esperaba que su cuñado tuviera un sofá para “el estúpido” de su marido.
Este es un excelente ejemplo de la visión patriarcal en donde es la mujer la supuesta responsable por las acciones del hombre. Es la visión que subyace en los países en donde una mujer es azotada porque un hombre la deseó al punto de violarla. Es la visión que subyace en un país que perdona los delitos sexuales porque “la mujer los provocó”. (Y no hablemos del piropo, porque se me revuelve el estómago).
Para peores, el periodista (no sabemos si es hombre o mujer, porque se le atribuye a “la redacción”) habla de ella como “su mujer” (bueno, la del hombre), con lo que se refuerza una visión patriarcal de mutua posesión. Lo destaco porque, en Costa Rica, ese es un uso despectivo. Tal vez en España es la norma expresiva, pero no lo es aquí, excepto de forma coloquial en conversaciones “entre machos”, en los que hablan de “la mujersh” para referirse a su esposa. Yo, al menos, siempre me siento incómoda ante la expresión (aunque “esposa” no es exactamente mejor).
La escritura no sexista comienza por ahí. Un mejor titular habría sido: “Un hombre pierde su familia por sus comentarios en Facebook” o “Los comentarios en Facebook metieron a un hombre en graves problemas”. ¿Costaba tanto escribir algo así y atribuir la responsabilidad a quien sí la tiene?
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Enhorabuena por el artículo. La verdad es que no sólo es sexista el lenguaje inclusivo sino también, como bien reflejas en el artículo, el hablar de las mujeres en ese término de objeto, de culpables de todo lo malo que les ocurre a los hombres y quitándole importancia a lo que éstos hacen. Hay que enseñar a la ciudadanía a escribir, hablar y pensar en condiciones, así como a comportarse en sociedad de manera igualitaria.