Hace unas semanas te contaba que mi musa tenía pocas ganas trabajar. Cada vez estamos más cerca del verano y decidió ponerse a tomar el sol. Cierto es que yo conservaba alguna esperanza en que le desapereciera la pereza con el paso de los días. Pero nada de eso, hoy continúa desparramada en la tumbona (sí, mi musa no se tumba, se desparrama). El único esfuerzo que ha hecho ha sido ponerse una rebequita, que parece que el clima ha refrescado (esta frase la ha pronunciado la abuelita que todos llevamos dentro).
Por esta razón, y para ver si se animaba a trabajar, le hablé de Vonnegut y de cómo este autor había encontrado 8 tipos de historias comunes a las narraciones de diferentes culturas. De este modo, pensaba, mi musa conocería unas estructuras que “funcionan” a la hora de crear historias. No voy a volver a repetir aquí lo que te contaba entonces, pero sí me gustaría recordarte que Vonnegut basaba estas estructuras en el arco de transformación del protagonista.
En aquel artículo también te decía que este autor no era el único que había investigado para encontrar los esquemas o patrones que sostienen una narración. Por eso, hoy voy a hablarte de las conclusiones a las que llegó en 2016 un grupo de investigadores de la Universidad de Vermont.
El equipo liderado por Andrew Reagan, del Laboratorio de Historias Computacionales de esta universidad, realizó un estudio basado en las palabras y en el impacto emocional que provocan. Tomaron como fuentes para su investigación un total de 1700 obras en inglés. Estas obras pertenecen al Proyecto Gutenberg y fueron seleccionadas para esta investigación por haber tenido más de 150 descargas.
Para medir el impacto emocional de las palabras que integraban estas obras y cómo éste iba cambiando a lo largo de las páginas, emplearon una inteligencia artificial y técnicas de minería de datos. De este modo, si en la obra en cuestión aparecen palabras como guerra, enfermedad, pobreza, etc. el impacto emocional sería negativo. Por el contrario, si los términos empleados son amor, bienestar, paz, etc. se produciría un impacto emocional positivo.
Gracias a este cálculo, encontraron 6 arcos o trayectorias principales que formarían la base argumental de narraciones más complejas. Antes de pasar a exponerte cuales son estos arcos, me gustaría subrayar un par de cuestiones importantes para comprender mejor en qué consisten.
- La primera cuestión a tener en cuenta es que uno de estos arcos puede formar por sí solo una historia, pero también pueden combinarse para construir un relato más complejo.
- En segundo lugar, es importante subrayar que estamos hablando de arcos “emocionales”. En otras palabras, recuerda que estos arcos están basados en los sentimientos que provoca el lenguaje empleado en la obra. Por tanto, no hay que confundirlo con la estructura narrativa que puede tener una novela o relato. Como sabes, en esa estructura narrativa puedes jugar con la distribución en capítulos, los diálogos, el tiempo (haciendo flashback, por ejemplo), el suspense, etc. Todo esto, como decía, no lo contempla el arco emocional.
Los 6 arcos emocionales
Ascenso sostenido
Esta curva describe un progreso positivo de la emoción. Esto sucede en una historia donde un protagonista sumido en la pobreza va ascendiendo hacia la riqueza. Son historias esperanzadoras que terminan con un final feliz.
Caída sostenida o tragedia
Sería la curva inversa a la anterior, por lo que describe el progreso negativo de la emoción. Es el caso de historias que tienen a un protagonista que va de la riqueza hacia la pobreza, por ejemplo. Como sucede en las buenas tragedias, el final de estas historias es nefasto para sus protagonistas. Un ejemplo muy conocido de este tipo de historia es Romeo y Julieta de Shakespeare.
Descenso-ascenso o el hombre en el agujero
Este tipo de historias también concluyen con un final feliz, pero antes se ha puesto en apuros al protagonista. En realidad, es la curva que Vonnegut describía para su “hombre en el agujero” (y que te explico aquí).
Ascenso-caída o Ícaro
De nuevo nos encontramos con una historia de final trágico. Sin embargo, durante el desarrollo de la misma hemos hecho pensar al lector que al protagonista le va a salir todo bien. Un ejemplo lo tienes en la historia de Ícaro, que contruye unas alas con cera y consigue volar. Por desgracia, se acerca demasiado al sol y se desploma sobre la tierra al derretirse la cera de las alas.
Ascenso-caída-ascenso o Cenicienta
Aquí está otra vez el final feliz, pero con un protagonista al que le pasa de casi todo. Comienza con la esperanza de que le van a suceder cosas buenas. Después sufrirá otra vez la desgracia para acabar con un final feliz. El arquetipo de esta historia es Cenicienta, al que también hacía referencia Vonnegut (por lo que te sugiero que repases, si no lo has leído aún, el artículo que te enlazaba antes). Pero también tienes otras novelas donde se percibe este arco emocional, como es Oliver Twist de Dickens.
Caída-ascenso-caída o Edipo
Otra tragedia, pero con una historia más complicada que en casos anteriores. Como puedes leer en el epígrafe, Edipo sería el arquetipo de este arco. En este tipo de historia el protagonista primero desciende a una situación negativa, para después ascender hacia un estado más positivo. Sin embargo, no se quedará ahí: le espera un dramático final donde vuelve a “caer” de nuevo.
¿Hay algún arco preferido por los lectores?
Desconozco si hay algún arco preferido, pero según las conclusiones de estos investigadores sí que hay unos arcos más populares (o más trabajados) que otros. Así, los arcos de Ícaro y Edipo serían los que podemos encontrar con más frecuencia utilizados por sí solos.
Pero también es muy habitual encontrar narraciones que incluyen varios de estos arcos. De este modo, arcos como “el hombre en el agujero” o la Cenicienta son elementos que de manera habitual componen narraciones más complejas.
Críticas a este análisis
Aunque este estudio es reciente (2016), este tema ha sido del interés de los estudios narratológicos desde hace décadas. La novedad reside en que el estudio utiliza la teconología para llegar a estas conclusiones. ¿Ofrece más fiabilidad este método basado la minería de datos que las conclusiones de los investigadores anteriores? Como te expresaba al inicio del artículo, para realizar este análisis se ha tenido que asignar un valor positivo o negativo a cada palabra. Sin embargo, no se ha tenido en cuenta que ese valor puede cambiar por el contexto.
Pero no nos quedemos sólo aquí. Me gustaría hacerte una pregunta: ¿consideras que este tipo de estudios nos ayudan realmente a conocer las complejidades de la obra literaria? ¿Consideras que estas estructuras pueden facilitar la labor de la musa o ser un límite a su creatividad? Tuya es la palabra…
RUTH M. RODRÍGUEZ, Verbalina Escuela de Escritura Creativa
Muchas gracias, Ruth.
Hola Ruth: estos estudios son de gran ayuda para quienes nos hemos dedicado a escribir como pasatiempo o porque habíamos dedicado nuestro tiempo a otro tipo de actividad productiva o laboral.
La importancia de leer y reflexionar sobre estas teorías es la deducción y aplicación creativa que hagamos de ellas. Es decir que nuestros escritos deben ser el resultado de “nuestra” teoría sin desconocer ni irrespetar lo sugerido y analizado por estudiosos importantes y consagrados al tema literario.
Obviamente que el producto que creemos deberá ser calificado por conocedores de la literatura para continuar en arco ascendente…jajaja….
Muchas gracias por tu ayuda…la aprecio mucho
Excelente,la riqueza de este articulo no tiene.desperdicio ,gracias
Mil gracias, Rosalba. Me alegra que te haya sido útil. Un saludo.
Un articulo muy interesante y bien analisado.
De mucha utilised.
Gracias lo he aprovechanso al maximo.
Gracias, Eddy.