Cómo crear historias que interesan: Los 8 modelos de Vonnegut

No sé si a la musa que te acompaña le gusta “liarla” inventando historias únicas e insólitas, o bien prefiere ir “a lo seguro” y trabajar sobre alguna idea que sabe que interesa al lector.

A decir verdad, mi musa es a veces una y a veces la otra (creo que nació bajo el signo de géminis). Ahora que se avecina el veranito, me la imagino en la tumbona, al borde de la piscina con una sopa de letras en una mano y un vaso de un líquido maravilloso en la otra. ¿Ganas de trabajar? Las justas.

Así que he pensado en ponerle las cosas facilitas y explicarle los tipos de historias (modelos o patrones universales) que descubrió Kurt Vonnegut. De este modo tendrá una estructura sobre la que basarse para crear su historia en los días en que no le apetezca ser muy original.

Aunque han sido varios los autores que han estudiado si las narraciones pueden seguir algún modelo o patrón comparando historias de diferentes culturas, en este artículo voy a centrarme, como decía, en la teoría de Vonnegut. Otro día abordaré las conclusiones de otros investigadores sobre este tema (algunas incluso basadas en “inteligencia artificial”).

En fin, basta de preámbulos y entremos ya en harina.

Es muy probable que conozcas a Kurt Vonnegut, pero por si acaso necesitas que te lo presente, te recuerdo que en este artículo te hablaba un poquito de él y te transcribía sus 8 consejos para escribir una buena historia.

En 1946, Vonnegut analizó en su tesis de antropología los tipos de historias universales. Aunque esta tesis fue rechazada por la Universidad de Chicago, esto no impidió que ese trabajo fuera el punto de partida para desarrollar su teoría sobre los tipos de historias. Aquí te enlazo un vídeo (en inglés) donde el propio Vonnegut explica su teoría.

Vonnegut expone que todas las historias contadas por el ser humano se reducen a 8 tipos o modelos. Estos modelos están basados en la evolución del protagonista. Ya he hablado de cómo puede evolucionar un personaje y del arco de transformación (aquí). Además, te he ofrecido tres claves para construirlo (aquí).  Es necesario señalar que Vonnegut entiende esa evolución (o arco) como la manera en que al protagonista le afectan los sucesos que vive a lo largo de la historia.

Ese desarrollo del protagonista puede expresarse a través de un gráfico. La base para dibujarlo son dos ejes: uno horizontal y otro vertical. El eje horizontal tendría en el extremo izquierdo el comienzo de la historia (Beginning) y en derecho el final de la misma (End). Por su parte, el eje vertical tendría en su extremo superior hechos positivos para el personaje, circunstancias regidas por la “buena suerte”  (Good fortune, en palabras de Vonnegut). En su extremo inferior se situaría lo contrario: sucesos que repercuten negativamente en el protagonista o, dicho de otro modo, hechos de “mala suerte” (Ill fortune).

Si ubicamos en el gráfico los hechos de “buena o mala suerte” que vive el protagonista (eje vertical) combinándolos con el momento en que éstos suceden a lo largo de la historia (eje horizontal), es posible ir dibujando una curva o arco que será ascendente si el personaje evoluciona hacia una situación favorable y descendente cuando su circunstancias sean adversas.

De este modo se dibuja en el gráfico el arco del protagonista.

ejemplo arco dramatico personaje

Sin embargo, más allá del personaje, recuerda que Vonnegut teoriza sobre las estructuras recurrentes de las historias. Es decir, lo que él pretendía era encontrar esos modelos o patrones que se repetían en historias de diferentes culturas. Si un modelo o patrón funciona (es decir, le gusta al lector), ¿por qué no repetirlo? (Al decir esto, mi musa se ha incorporado en la tumbona y me comienza a prestar atención).

Al contrario de lo que se podría suponer, ese patrón no lo ha encontrado en los hechos en sí, sino en cómo el protagonista afronta los sucesos de la historia.

Así, Vonnegut destaca que existen los 8 tipos de historias que te explico a continuación. Por cierto, en esta ocasión no he hecho ninguna infografía. Por esta razón, al final del artículo tienes la que ha diseñado Maya Eilam para que puedas ver de manera gráfica esta explicación.

8 tipos de historias, según Kurt Vonnegut

El hombre en el agujero

El protagonista comienza la obra estable (es decir, con una suerte ni buena ni mala), pero enseguida tiene que hacer frente a uno o varios hechos que le repercuten muy negativamente, sumiéndolo en un pozo.

¿Dejamos que nuestro protagonista se pudra dentro del hoyo? Aunque te sientas tentado de hacerlo, si quieres trabajar este tipo de historia tendrás que conseguir que supere sus obstáculos y termine la historia en una situación aún mejor de la que estaba en un principio.

Aunque pueda sorprenderte, este patrón no se ajusta sólo a relatos dramáticos, sino que también lo puedes utilizar en historias cómicas. Un ejemplo es Arsénico por compasión (Arsenic and old lace) de Joseph Kesselring.

Chico conoce a chica

En este modelo de historia el protagonista encuentra algo maravilloso y lo consigue. Hasta este momento, la curva que se dibuja en el gráfico, como ya supones, es asecendente.

¿Dejarás a tu protagonista ahí, tan a gustito, disfrutando de su felicidad? Claro que no. Eso estupendo que consigue lo pierde (y ahora la curva la dibujamos en descenso).

Pero como nos gustan los finales felices, hacemos que el protagonista vuelva a recuperarlo y nuestro gráfico culminará en una curva ascendente. ¿Cómo? Haciendo que eso que ha perdido lo recupere para siempre. Jane Eyre de Charlotte Brontë es un ejemplo de ello.

De mal en peor

En este caso debes ser algo sádico, no tener piedad del protagonista y dibujar esa curva en continuo descenso. Para ello se hace obligado que las circunstancias y los acontecimientos que viva el protagonista sean cada vez más negativos. ¿Tienes alguna obra en mente? La metamorfosis de Kafka se ajusta a este patrón.

Cenicienta

El gráfico que se obtiene en este tipo de historia es el siguiente: la línea asciende poquito a poquito como consecuencia de varios acontencimientos sucesivos. De pronto, la curva desciende mucho de forma brusca y, al final, asciende de manera brutal.

Y si no te lo crees, mira lo que le pasa a la pobre Cenicienta, quien comienza su historia siendo huérfana de madre. Después, su suerte va cambiando a mejor debido a diferentes acontecimientos (le llega la noticia del baile en palacio, conoce a su hada madrina, ésta le ayuda a asistir al baile, conoce al príncipe, se enamoran…)

Sin embargo, esa buena fortuna cae en picado (es la medianoche, finaliza el baile para ella y, además debe regresar a su vida anterior, tan desdichada).

Pero, como nos encantan los finales felices, esto no puede quedar así. Un hecho inesperado supone una mejora drástica de su suerte (el príncipe la busca y la encuentra), conduciendo a la protagonista a una situación maravillosa (Cenicienta y príncipe son felices por siempre jamás).

Hamlet

En este patrón la historia dibuja una línea recta, no hay curva. El paradigma para este modelo sería, como ya supones, Hamlet. Este tipo de historia, según Vonnegut, tiene cierta ambigüedad en si los hechos afectan al protagonista de forma positiva o negativa. De este modo, el arco ni ascendería ni descendería, sino que se mantendría neutro.

Así, según este autor, la historia de Hamlet comienza me manera similar a Cenicienta: el padre del protagonista acaba de morir y su madre se casa con su tío. Sin embargo, Vonnegut considera que el desarrollo de los acontecimientos no repercute de forma clara en el personaje, ni de manera positiva ni negativa. El fantasma del padre se le aparece pidiéndole que le vengue. ¿Es esta petición de venganza buenas o malas noticias para Hamlet? Según este autor, hay cierta ambigüedad sobre ello. Hamlet es el príncipe, puede matar a alguien si lo desea y no ser arrestado y, finalmente, aunque muere, no está claro si irá al Cielo o al Infierno.

A pesar de esto, Vonnegut opina que hay una razón por la que reconocemos a Hamlet como una obra maestra: es que Shakespeare nos dijo la verdad, y la gente rara vez nos dice la verdad en esos auges y caídas del protagonista. Y la verdad es que sabemos muy poco sobre la vida y realmente no sabemos cuáles son las buenas noticias y cuáles son las malas noticias.

Historia de la creación

En las historias de la Creación de diferentes culturas, la humanidad recibe regalos de una deidad. Primero, productos básicos como la tierra y el cielo, luego cosas más pequeñas como la fauna y la flora. Por tanto, el arco que se dibujaría sería creciente hasta el final. Este tipo de historia no es muy común en la cultura occidental.

Antiguo Testamento

Al igual que en el tipo anterior, la humanidad recibe regalos de una deidad tras su creación. De repente el ser humano es expulsado de esa situación privilegiada y el desarrollo de los acontecimientos hace que caiga en picado. Así, esta historia tendría una línea ascendente (momento de la creación) y después la curva descendería de manera abrupta, manteniéndose en ese punto bajo debido a que la situación no mejora.

Nuevo Testamento

Sería un modelo de historia similar a la anterior. Sin embargo, al final se le ofrece una recompensa positiva. En el caso del Nuevo Testamento, esa recompensa es el Paraíso tras la muerte.

Y, como te avanzaba, aquí tienes la infografía que Maya Eilam ha diseñado sobre los modelos de historias enunciados por Vonnegut. Aquí tienes la fuente de la imagen.

HistoriasVonnegut--Infografia--MayaEilam

Y tú, ¿conocías esta teoría de Vonnegut?  Cuéntame, cuéntame…

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RUTH M. RODRÍGUEZ,  Verbalina Escuela de Escritura Creativa

6 respuestas a «Cómo crear historias que interesan: Los 8 modelos de Vonnegut»

  1. Hola Ruth… No te imaginas la maravillosa ayuda que han sido tus consejos, para mis primeros pasos en este fantástico camino de la escritura. Muchas gracias

    1. Me alegra de corazón serte de ayuda. Gracias por dejar este comentario. Me anima a seguir escribiendo en este blog. Un abrazo.

  2. Hay ocho posibilidades ateniéndonos a los tres factores; introducción, nudo y desenlace. Luego si tiene razón el señor Kurt.
    En la primera posibilidad, empieza bien, sigue bien, termina bien.
    Bien, bien, mal
    Bien, mal, bien
    Bien, mal, mal
    Mal, mal, mal
    Mal, mal, bien
    Mal, bien, mal
    Mal, bien, bien

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